A inicios de 1938 trabaja como profesor de Lengua y
Literatura en París, pero en marzo sufre de agotamiento
físico. El 24 de marzo es internado por una enfermedad
desconocida (después se supo que fue la reactivación de un
antiguo paludismo que sufrió de niño) y entra en crisis el 7 y
el 8 de abril. Fallece una semana más tarde, el 15, un
viernes santo con llovizna en París, pero no un jueves, como
se cree que vaticinó en su poema «Piedra negra sobre una
piedra blanca». Se le realiza un embalsamamiento. Su elogio
fúnebre estuvo a cargo del escritor francés Louis Aragon. El
19 sus restos son trasladados a la Mansión de la Cultura y
más tarde al cementerio de Montrouge.
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